La mayoría de las mujeres, cuando nos urge desesperadamente miccionar, corremos al baño más cercano, encontrandonós con sorpresas desagradable como: la suciedad de un baño de subte, la inundación de un baño de tren, o peor aún, las interminables colas de los baños del cine/shopping/lugares altamente concurridos. Pero, ¿qué nos pasa a las mujeres que vamos a la cancha? Sí muchachas, sé que somos un grupo reducido las que cada fin de semana vamos a alentar a nuestro equipo de fútbol preferido (ya sea River, Racing, Yupanqui o Ferro, por nombrar algunos nada más). Para las que no saben de que consta la experiencia de descarga de fluidos en un estadio, más vulgarmente dicho “cancha de fútbol”, se los voy a contar.
Luego de hacer una interminable cola, de atravesar varios controles policiales, en los cuales, las señoras policías nos realizan el habitual cacheo donde nos “palpan” para ver si portamos elementos peligrosos; y acá me tomo el atrevimiento de hacer una aclaración: ¿qué clase de mujer va a esconder una navaja en su corpiño? ¿Hay necesidad de que nos aprieten nuestras bubis de esa manera? Sí les gusto, díganmelo, pero ¡no me lo insinúen de esa manera!.