martes

La quiero, ¡pero ya! (Parte I)


No soy muy amante de las carteras (es más, nunca tuve una en serio), pero ésta se ganó mi corazón desde el primer momento en que la vi. Fue como el amor a primera vista, tal cual. Un poco menos dramatizado, claro; no me vi corriendo en cámara lenta sobre un prado de margaritas con la cartera bajo el brazo. Pero estuvo cerca.

A mi mamá le encanta salir a mirar vidrieras y poner a prueba su fuerza de voluntad porque "Este mes no me voy comprar NADA". Yo sé que para ella es casi torturante pasar en frente de los negocios, entrar , probarse, generar el vínculo ropa-mujer y después irse con las manos vacías. Por eso es que accedo a acompañarla cada vez que quiere ir al shopping, además de que sino no la aguanta nadie con sus "Vos nunca te comprás nada", "No podés salir así a la calle" o el famosísimo "Te vestís como una negra, ¡no parecés mi hija!". Así que hace unas semanas, para ahorrarme problemas futuros, puse mi mejor sonrisa de hija buena y nos subimos a su auto rumbo al Unicenter.
Mi mamá ya tiene organizado un itinerario de negocios a los que TIENE que entrar y otro de los que simplemente puede pispear la vidriera unos minutos. Pero eso sí, tenemos que ver TODOS y CADA UNO de ellos. Por eso es que le gusta más ir al Unicenter, es grande y tiene mucho tramo para caminar (mala noticia para mi, odio caminar). Al final del día, cuando ya no sentía mis piernas, pasamos por el último negocio (uno que mi vieja adora, y lo deja para el final porque lo considera la frutillita del postre). Entramos a XL, mundo de carteras y otros accesorios para la mujer moderna y ocupada. Como ya dije, a mi las carteras la verdad no me llaman mucho la atención (menos si son de cuero), me conformo con una mochila que es muchísimo más cómoda. En eso pensaba cuando la vi. Era perfecta, perfectaa para mi. Me arrodillé al lado y me quedé mirandola con el más profundo amor (sí, yo hago esas cosas todo el tiempo. Perdón mamá si te hice pasar vergüenza). Era hermosa, de tela, celestita con flores y puntitos. ¡Y me encantaba! Me encantaba hasta que vi el precio. ¡¿Qué?! ¡150 pesos! NO. Me negaba a pagar eso por un pedazo de tela celeste (noten la metamorfosis: de cartera maravillosa a un pedazo de tela). Me levanté indignada y me fui, arrastrando a mi mamá que quería seguir torturandose. La verdad es que a partir de ese día no pude sacarmela de la cabeza.
Una semana después me encontré yendo al Unicenter de nuevo con una madre emocionadísima porque "empezaron las rebajas, ¿entendés?, ¡LAS REBAJAS! iuuujuuu". Y claro, la época de rebajas para ella es igual a permiso para comprar. Volvimos a hacer todo el itinerario de negocios, pero esta vez cargamos con muchísimas bolsas de cosas que, según mi mamá, habían salido baratísimas. Llegado el final del recorrido me encontré en la puerta de XL. Sabía que tenía que enfrentarme a la cruel realidad de verla pero no tenerla, pero un cartel de "30% OFF" en la vidriera me esperanzó. Ahí estaba, hermosa. Me volví a enamorar de ella y corrí a leer su nuevo precio: 105 pesos. Rayando la perfección estaba, pero todavía no me animaba a comprarla. Mientras la miraba escuché que la chica del negocio le decía a mi mamá que se venían más rebajas, que ésta era recién la primera semana. ¿Qué mal había en esperar un poco más a que el descuento ascienda al 70%? Nada, ningún mal. Decidí esperar y me fui feliz a mi hogar.
Un día de aquellos visité el Abasto con Belu.M, un shopping en el que no tenés que caminar mucho, pero hay un XL. Para cuando llegamos habíamos caminado no sé cuántas cuadras (me equivoqué de parada de subte, qué boluda) pero equivalía a un tercio del largo de la ciudad de Bs. As. Evidentemente, muchas ganas de pasear por el shopping no teníamos; pero pasamos por XL a petición mía. De nuevo la vi y, misteriosamente, mientras más bajo tenia el precio esa cartera, más me gustaba. Ahora sí era perfecta: salía 87 pesos. ¡Tenía que comprarla ya! Pero no tenía la plata en ese momento, qué desgracia. Completamente confíada en que esa cartera esperaría por mi, dejé pasar la oportunidad hasta el momento en que vuelva a pisar un XL. Por supuesto nadie podía prepararme para la noticia que me dio la chica que atendía el local más cercano de mi casa:

- Mmmmno, no me quedó más de esa en color celeste...

¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?!


PD: No pude resistirme a separar la entrada de nuevo, pero esta vez no va a quedar inconclusa como la de "confesiones de camilla y cera", nonono.

5 cerebros dijeron...:

Belu.M dijo...

Cómo me hiciste caminar ese día! Sabés que nunca te lo voy a dejar de reprochar verdad?
Qué quede en tu conciencia por siempre.

C dijo...

jaajajjaja me paso 2.000.000 con muuuuchas prendas de ropa, en un mismo dia, "bueno bueno la voy a buscar cuando termino de recorrer". las pelotas, si lo ves y te gusto compratelo , dsp te arrepentis :D

Haru dijo...

Perdón, pero vos tampoco ayudaste mucho. Pasaron como 5 estaciones y siempre la "próxima" era carlos gardel :P Vos sos la que tendría que conocer la zona, eh

C, es cierto lo que decís. La cagada es que a mi siempre me viene la duda de si puedo conseguir otra cosa en otro lugar que me guste más! Por eso elijo recorrer todo y después pasar a buscar. Una de mis tácticas es "dejarlo reservado": Con mi mejor cara de buena compradora le digo a la chica si me lo guarda 10 minutos que voy a buscar la plata, siempre funciona...

Gataflora ♥ dijo...

Debo ser una de las pocas mujeres en el mundo a quien no le gustan las carteras. Prefiero lso bolsitos, o mochilas.

Y si muchachas, siempre hay nua oveja negra en el rebaño-

Lou dijo...

Ay Haru,a mí me pasa lo mismo que a vos. Lo único que RARA vez me tentó una cartera. osea nunca (aunque la de la foto es re linda!!!Pero no gastaría un peso en esa porque ni idea cuándo la uso) A mí me pasa con los zapatos, encima cerca de mi casa hay varios lugares LLENOS de zapatos y a mí se me cae la baba de sólo pensarlo!!Pero mi vieja es re codito con esas cosas. Forrraaaaa, lo pero de todo, sabés qué es?Que ella veía la cartera a 150 y decía OH DIOS QUÉ BARATA!pero, lo cierto es que también hubiese esperado a la rebaja porque es una tacaña, poruqe mi vieja es ambiciosa y necesita plata para comprarse esas súper-carteras-de-señora-grande-con-27-bolsillos que le cuesta dios sabe cuánto y se las termina rompiendo Coco.


PD:Quiero una gladiadoras altas!!!